Tuesday, June 19, 2007

Santa Rosa en pleno

Tuesday, June 12, 2007

Lanzamiento libro Santa Rosa 57

Thursday, April 26, 2007

El arte pobre

La pintura
de caballete cuesta sacrificios
a quien la hace y es siempre un exceso
para quien la compra y no sabe donde colgarla.
Durante algún año he pintado sólo redes
con pájaros ensacados,
sobre papel azul de azúcar o pulpa de embalar.
Vino y café, trazas de dentrífico
si en el fondo había un mar adornable,
éstas las tintas.
Compuse también con cenizas y con fondos
de “capuchinos” en Sainte-Adresse allá donde Jongkind encontró sus heladas luces
y el paquete fue protegido con celofán y alcanfor
(con escaso éxito).
Es la parte de mí que consigue sobrevivir
de la nada que había en mí, del todo que eras,
tú, inconsciente.


Eugenio Montale

Yo gozo escribiendo, lo que no es nada nuevo. Escribir es el único lazo que todavía me ata. Claro que la cuerda está algo deshilachado. Pero en fin, así es. Nadie es eterno. Pero mientras dure mi vida, viviré escribiendo. La escritura es mi existencia. Hay meses, o años, en los que no puedo escribir. Es horrible. Pero en algún momento siempre vuelve, y entonces algo se fragua. Este ritmo es terrorífico y extraordinario a la vez: es algo que los demás probablemente no conocen.

Monday, April 23, 2007

LOS LÍMITES, de Alfonso Costafreda

Pienso en mis límites,
límites que separan
el poema que hago
del que no puedo hacer,
el poema que escribo
del que nunca podré escribir.
Límites también, en consecuencia,
de lo que amo
y de lo que nunca podré amar.
Límites de lo que quisiera decir
o ver o tener.
Palabras que daría
para descubrir, palabras para ayudar.
Límites del amor, palabras
insuficientemente valiosas
en un desierto inacabable.


Compañera de hoy, 1966.

Sunday, April 22, 2007

Bástenos escribir, los caprichos
de una obra menor,
este joderse al servicio de lo inútil.
Demasiada luz ha golpeado
en el agua liosa y la noche arrecia.
Bástenos escribir, echar de ver:
Nadie aprendió de nuestros errores.
Vivir es otra lengua.



Ernesto González Barnert

Días de 2004

A Juan Pablo Pereira y Ernesto González


Pasando por calle Luis Pereira recuerdo a Pereira,
Juan Pablo,
uniendo con cierta convicción su martillo
a la construcción de una mediagua portátil,
Sede Principal del Club Social de Ilusos “When I´m Sixty Four”,
colaboran: Ernesto González y
quien suscribe.
Erráticos señoritos saliendo al baile:
González, Pereira y Verdugo,
escriben como ninguno...
pero no calzan en formularios
por su prontuario de poca monta
o sus difusas ideas de que un artista debe ser etc, etc,

Como si el arte y la carpintería
se acostaran diariamente para engendrar ataúdes,
así este estrecho ramillete de trabajos manuales
en la misma caja
y los muchachos leyéndose en la cara, lentamente,
las perfectibles prédicas de su Ministerio.

Ángel Valdebenito Verdugo

NO ME SIENTA

Puede ser el que no duerma bien
que registre el cajón del velador a cada insomnio
el pensar en esos momentos qué mierda hago con mis excesos
el leerme y gustarme
el morir a cada rato al creer que estoy enfermo.

Puede ser que la culebra ya mutó
Y no debe reconocer su propia huella.

Gabriel Ortiz

Casi no tengo poemas malos
Y no tengo poemas buenos
Eso es perturbador
a la hora de tomar decisiones
De ir aquí y ahora
Casi no tengo rigor y
a veces ni siquiera convicción
Carezco de lo más elemental
en lo que se refiere a arte
La necesidad
Desafino a diario diría
si escribiera todos los días
si no leyera todos los días
El origami del lenguaje me supera a cada intento
en cada conspicuo dobles
que se efectúa inconsciente
Comprensión de lectura desviada
Ideas desestructuradas al hilvanar
Como que las gueas que quiero escribir
quedan en una fuking caja de difícil acceso
Esto es permisivo si tuviera un fin
Una competitividad mínima
en lo se refiere al acertar
Una visión de una imagen clara
Pero en el hacer todo se nubla y luego se tumba
El no lograrlo
La envidia de los que son mejores
porque lo superas en la cantidad de fracasos.

Gabriel Ortiz

González y yo en el Taller Fundación Neruda 2007

Pudimos romper el aire de improviso,
agitar las manos como si empezáramos a volar
o aplicar el poema. Pero no,
no nos gustaban esas bocinas de bicicleta, esos ruidos
de fondo, esas casas de madera
en que un bosque cruje agonizante

para los oídos de los niños.

Pudimos romper el aire y preferimos dejarlos pasar adelante.
Decir: todo igual sobre cubierta.
Decir: no te preocupes.
Decir: Poéticas ya no, favor. No insista carajo.

Pudimos... y no.

Era mejor mordernos la lengua. No tener voz/voto
en la mesa.
Aunque no fuera por su bien o el nuestro.

Ernesto González Barnert

Monday, January 22, 2007

Odas Fácticas

Fáctica Primera

No vive este hombre para su causal
sin antes caer de espalda
por el terror de un día cualquiera
en que le vengan con razones
y le digan tramos señalando
unos cuantos metros de avance
para sí.

Ha llevado el carrito
no sabe si para atrás o para adelante.
A ratos quisiera negar la pertinencia
de aquel fulgor del que tanto hablan.

Y luego le arriman con promesas de tanta cosa.

Pudiera en el fin y el comenzar de un tramo
presentir cierto desajuste,
pero un llamado a su espalda lo corrige
y prefiere seguir,
llenar la cama con sus flujos y sus hijos.
Le dicen sus parientes que está bien.
Esa turba de aduladores lo martillea de vez en cuando.
“Somos una familia unida,
cuando estuviste mal te ayudamos.”
Y así recobra las anchas puertas de la casa materna
para hablar un poco.
No puede mermar el barullo con que arremeten sus sobrinos,
hijos de los que alguna vez lo llamaron inútil.

“Refréscate, hombre.
Sírvete algo aquí con tus hermanos.”

Mientras todos,
sonrientes,
se llenan los vasos con ripio.

Ángel Valdebenito Verdugo

INRI

Qué dolor
miro al costado
y me duelen todas las lanzas
incluso los pinchos de las aceitunas

No me tocan
también me duele

Hay sangre hago silencio
lágrimas
no existo
me estoy quemando

Podría alzar la cruz y convertirla en pájaro
al monte en lago
ahogar a los torturadores
transformar al centurión en cordero y derretir los clavos

Perdóname
a veces no entiendo lo que hago

Antonio Lumasyan

El tallador de crucifijos

Talla mal al Cristo,
el dolor como si fuera el suyo,
los ojos como si le vieran misericorde
a cada sacado.

Y falla.

Falla cada golpe con que exacerba las llagas
como si no tuviera suficiente ya.

Falla al recordar con odio en sus oídos las risotadas
con que le hicieron subir a la colina.

Falla si los clavos que cruzan sus rodillas no son también los clavos
que atraviesan a todos los arrodillados que no son escuchados
esta noche. No pueden esperar más.
Esos que rezan con miedo, desesperación
a la orilla de una cama o en una sala de clases y apenas juntan las palabras;
esos que un pasillo de hospital o templo
cierran los ojos y te piden con su propia vida a cambio
y no son escuchados.

Talla mal al Cristo y lo sabe.

Como sabe que quien trabaja en la madera de los hombres,
su arte,
no dice basta. Orden.
Impune canta: "no a la usura","Yo no busco tocarle las bolas al becerro de oro".
Y su familia muerde el pan exiguo.

Talla mal al Cristo
si hace que las espinas corten;
las uñas no estén sucias de tierra y arena
sangre y tinta;
Porque ya no es un juego.
Porque la iglesia a esta hora es una cueva de ladrones.
Porque soy un hombre que no ha perdonado
y lo que sale de mis manos
no sirve para vivir
en temor de Dios
o en amor al prójimo.

Ernesto González Barnert

Patria

Patria mía dilecta y bien montada,
yo soy ese utilero que durmió en tus pastos,
ardiente el corazón de flojera.

Uno más de estos quince millones de palos parados.
Uno que usó tu uniforme en paz
y lo devolvió a las bodegas como si nada.
En todo caso verás dilecta patria mía que no he sido
de esos otros, yo no he sido un cero a la izquierda,
un malhablado vendedor de tus terrenos.

Tú y yo
compartimos esta fascinación por las escenas campestres
que aplaudimos con algarabía;
orgullo de pertenecer al kilómetro 15, al 100
o al 727.

Antes merodeaba los sembrados en dirección a otras barracas,
vivir sentado, si pudiera vivir sentado;
he ahí el gran proyecto de un hombre,
pero esa suerte de artificio ya no es mi parte de tierra,
mi lugar en esta casa.
Recuerda el sueño reclutón de aplanar casuchas,
en vano esperarías de mi cuerpo un gesto más que este voltearse solo,
a un grito, a un solo grito de distancia de la realidad.

Ángel Valdebenito Verdugo


Friday, January 12, 2007

“Escribir es desnudarse escribir es vestirse
Pero el vértigo no viste, viste el rojo, el pájaro de sangre”
Eduardo Milan.

La nostalgia es un objeto parecido
a los grafos borroneados sobre papel sepia
o al celuloide craquelado que hace difusa
una escena grisácea como lo es el tiempo y el olvido.

El poeta es un semi dios tuerto
un retratador de espejos trizados, en los que se sabe deforme
caracol situado en su cadalso de curvas saladas
cuyo palimpsesto es una línea húmeda
diluida por la caída del polvo sobre polvo.

Pero sus poemas no son tan necesarios como una manzana podrida
que espera hacerse fertilizante.
Una manzana enquistada por las agujas de sus dedos
giratorios que la arrojan hacia el cielo para contemplar
su caída sobre los albos campos de algodón.

De mi mano brota un Ruiseñor con sus alas en llamas
que aleteando esparce sus cenizas sobre la nieve
en ellas está mi sangre, que pronto será río estruendoso

Sólo el sonido de las fuentes me hace sentir vivo.

Guido Arroyo