Thursday, April 26, 2007

El arte pobre

La pintura
de caballete cuesta sacrificios
a quien la hace y es siempre un exceso
para quien la compra y no sabe donde colgarla.
Durante algún año he pintado sólo redes
con pájaros ensacados,
sobre papel azul de azúcar o pulpa de embalar.
Vino y café, trazas de dentrífico
si en el fondo había un mar adornable,
éstas las tintas.
Compuse también con cenizas y con fondos
de “capuchinos” en Sainte-Adresse allá donde Jongkind encontró sus heladas luces
y el paquete fue protegido con celofán y alcanfor
(con escaso éxito).
Es la parte de mí que consigue sobrevivir
de la nada que había en mí, del todo que eras,
tú, inconsciente.


Eugenio Montale

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