Arte tábano

Y contra todo, sé poderoso. Yérguete
en la soledad,
digo al alba, sin hacer ruido.
Pistón de un arte tábano, Alcanfor del aire
que no quieres exhalar.

No vaya a ser que no.
Y enano de ti
frote mi joroba. Costas no,
intermitente.

No necesito cercenarme una oreja.

Enérgico alza el pie sobre todo lo que quisiste ser
y aplástalo.

Erizándote hasta baldear la sangre,
deslízate mayor.

Buenos días a todos.

Ayuno.

Ernesto González

En un barrio que le sigue los pasos a los deudos
Otra muerte en decadencia, otra misa fuera de lugar
En la capilla acostumbrada a ver las mismas domingueras
Acostumbrada a la decoración de cortejo pobre
Al correr y jugar de niños en rededor a llantos, murmullos y cajón
Se ha de velar lo que fue de, como todo muerto, un gran hombre
Pese a que cada mes fermentaba la pensión fuera de la cantina
Pese a haber hecho vomitar a mi madre cuando lo vio
Con los pantalones abajo, con la perra sangrando
Desesperada el animal por no saber si aullar de dolor
O morder la mano de quien la cogía
Por lo mismo, lo distanciado de la nieta
Por lo mismo, la estadía en el Hogar de Cristo
Y quizá por eso, la tranquilidad, la vergüenza de los deudos
Lo esquivo, lo forzado del pésame.

Carlos Cardani

Encadenación de causas

Qué le da al polvo
Ese aire
Como se aquieta el buche
Y sopla
Siempre las mismas
Al hueso

Nos advirtieron me
Sombreado
Colgaron a la vista
Para que no se diga
Así me dejo

Al polvo la mugre
De ala quebrada
De vasija rota

Al borde

Caballería echada suerte
A pecho enfermo
Tan leguas a la sed
Polvo a cuesta.

Gabriel Ortiz

Este morro este Cristo de la Paz
Ya se acostumbraron a los actos militares
A eso de conjugar el uniforme
Y esa cara de por mi culpa por mi gran culpa
Todo en uno
Escuchando a mi capellán decir cosas
Que en la instrucción teórica de tiro se olvidarán
Mientras mis clases musitando así como nosotros
Perdonamos a los que nos ofenden

Esta es la primera línea
Solo me dan la espalda mi mayor mi capitán mis tenientes
Es la primera vez que los toco
Es la primera vez que de ellos recibo la paz

Carlos Cardani

Lo mismo da mirar el sol
o los relojes
cuando los calla el peso de su incertidumbre.
















ángel valdebenito verdugo